Unidos por la paz del mundo
El poeta y su perrita
Sant Cugat del Vallés
Barcelona :: España
19/08/2023
CEMENTERIO DE ANIMALES
En una gran ciudad vivía un terrateniente que con gran dolor de su corazón un día vio morir a su perrita, decidió ceder unos enormes terrenos y construyó con su propio dinero un cementerio de animales, su perrita ya no podía ser enterrada allí pero si sus objetos con los que había jugado, su cuenco del agua, su correa, rapidamente se fue llenando, eran tantos los que querían tener un lugar para recordar a sus seres queridos, gatos, perros, en la puerta encima del portalón un letrero decía, si vienes conbuenas intenciones se bienvenido.
Se pagó a un vigilante que efectuaba una ronda de noche cada dos horas.
Una noche estaba somnoliento cuando un extraño ruido le despertó, era como un aullido lejano, pero allí no habían lobos, salío a efectuar la ronda y vio a tres individuos intentando abrir una lápida, venían a robar los objetos valiosos que muchos dueños enterraban junto con su ser querido.
Qué pasa aquí, rapidamente los tres individuos rodearon al vigilante, idiota, hoy se acaba tu suerte.
Estaban a punto de abalanzarse sobre el vigilante que se vio perdido cuando de todas las tumbas surgieron perros y gatos que rodearon a los tres asaltantes en postura amenazadora.
Estos intentaron huír, era imposible, el vigilante aterrado contemplaba la escena cuando sintió que algo golpeaba su pierna derecha, bajó la mira y vio una jorshire Terrier negra, muy pequeñito que se frotaba contra su pierna. Venciendo su miedo la cogió entre sus brazos y la acariciaba mientras ella jugaba con su cabecita contra las manos que la acariciaban. Pronto se acallaron los gritos de los asaltantes, los animales volvieron a su lugar de descanso y el vigilante prosiguió la ronda asustado, sin poder creer ver lo que había contemplado.
A la mañana siguiente se dio la voz de alarma, tres personas estaban sentadas en un banco del cementerio, la mirada fija, en postura normal pero no se movían, llegó el médico, se puso los guantes y en cuanto los tocó estos se derrumbaron, estaban muertos, los enterraron en el mismo cementerio en un lugar apartado pero cosa extraña, cada mañana aparecían en la puerta exterior, se repitió varias veces, al final los enterraron en otro lugar.
El vigilante se hizo famoso, le llegaban entrevistas de todas partes pues la noticia había corrido com o un reguero de pólvora, a pesar de todo y como no tenía familia siguió haciendo su ronda y pidió cuando falleciera ser enterrado en aquel cementerio.
El día que falleció mientras lo llevaban a enterrar miles de aullidos y maullidos acompañaron su entierro.
Dicen los que han pasado por allí de noche que sigue haciendo su ronda como antes acompañado a la izquierda por un perrito y a la derecha por un gatito y que siempre son diferentes, de todas las razas posibles.
Y aquí acaba la historia de un vigilante que amaba a los animales y hoy está junto con ellos