Estrecho el pasillo de la paz.
Cuencos vacíos, cantos gregorianos no le preceden,
Silencio y tenues sonrisas le enmudecen.
Son máscaras, pliegos de recuerdo
Y el rostro del encanto crea, sin reproche, su faz.
¿A dónde se escurrió su mar de escalofríos?
Escenarios baldíos, donde incógnitas adolecen,
Pasos en falso y eventos que transgreden
Y hoy escucho la versión del muerto.
Su tranquilidad un asunto presente, son amores míos.