Estoy en tierras lejanas, estoy buscando algún escape a esta cárcel que aprisiona mis emociones, las encarcela como ya lo ha venido haciendo desde hace unos meses, nada cambia, no noto algún cambio para esta sequia y estas arduas horas de soledad indefinida, arduos momentos de insomnio, de desveló, y de segundos que atormentan mis pensamientos.
Estoy en un punto ciego, sin comunicación conmigo mismo, tanto que me hablo pero no me logró escuchar, solo escucho susurros tontos donde me dicen, ya no podrás, renuncia, aférrate a la esclavitud de seguir siendo el mismo estúpido aquel, vive para morir, que ya pronto a de llegar. Pero no quiero, quiero vivir para seguir viviendo, aunque el dolor sea parte de la vida.
Me siento sumiso al cruel calvario de la desdicha, parece nunca acabar y sigo siendo parte de ello, parte del misterio que ahora me hace sentir un preso con salida, un refugiado sin derechos y con los pies en la tierra, un loco más del montón en donde la soledad lo acompaña a donde vaya.
No me queda de otra más que mirar las estrellas, contarlas de una en una para así recordar los momentos que fueron felices en compañía, aquellos de risas y juegos, de bromas y de besos, aquellos instantes de abrazos eternos, tan eternos que hasta ahora en mi soledad aún me acompañan.
Siento al aire sin oxígeno, al agua salada y no es del mar, a las horas más lentas que siempre, y a los días más largos en acabar. Siento que quema el vacío, siento el olvido sin extrañeza, me siento a tal punto de perder sin luchar.
Henry Ruiz
19 DE AGOSTO 2023
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