Luis Roberto Otero

Al final solo queda el silencio

¿A dónde se ha ido? ¿Quién lo ha matado?

Sin él no queda más que tristeza,

una que abraza la soledad, una que trae paz.

 

Las aves cesan el canto marchito;

vuelan sobre la soberbia de un mar seco,

sus cantos se silencian junto a la vida.

 

Silencio, solo eso es lo que no muere.

El hierro se quiebra como filosofía,

el destierro se pierde en la memoria.

 

El aire ya no susurra frío al oído,

el tiempo recupera lo que nadie poseyó.

 

El ruido se ha ido, silencio solo queda.

Solo queda un recuerdo.

Solo queda aprovechar este tiempo.