¿Vienes? ¡Venga!
Me vienes bien anticipándote
a las arcadas de la espera,
socavando a tu llegada
la necrosis de las horas,
recogiendo de una vez
las veces que te extraño.
Me viene perfecta tu voz
de avanzadilla y tu risa
de triunfante anticipo
mientras terminas de llegar
dando inicio al firmamento;
cargada de constelaciones.
Me vienes bien
y te quedas mejor
desbaratando el roto
de tu ausencia, reanimando
un mar descolorido
hasta tu lejanía.
Venga pronto a mi tu paz.