Vana es la gloria,
aunque sea el mejor,
prefiero ser el último o el peor,
para no vanagloriarme por cualquier razón.
Ser el más amado en tu corazón,
siendo el más humillado por mi devoción,
si la gloria me alcanzace, podría proceder,
a pensar en un nuevo amanecer
con menos dolor y más placer.
La gloria de tus ojos,
me han de poseer,
de mí mismo me despojo,
y me entrego a tu ser.
Para que hagas de mi a tu antojo,
disfrutando de la gloria del momento,
de sentirme en tu piel con arrojo,
donde mi esclavitud no será un tormento;
en la habitación que aseguraste con cerrojo,
me atesorarás, en el resguardado aposento.
Evitando a su vez, que hullan las carnales pasiones,
desenfrenadas caricias felinas, dejan rasguños en mi dorso;
cuales tizones queman mi pecho tus pezones,
alcanzando yo, la gloria en tu divino cuerpo,
por mi noble espíritu ensalzado.
Desearía vanagloriarme del dulce sabor de tu piel,
en una celda ardiente, escuchando tus gemidos;
pero no puedo escapar y noche tras noche seguirá,
tu deseo voraz de tenerme poseído.
brindándome de tus labios la miel,
la respiración agitada de tu pecho y acelerados latidos,
en una barca de pasionales tentaciones navegará
nuestro anhelo, desembocando en un delta de corporales fluídos.
Un diluvio en nuestra piel,
genera un torrente de pasiones,
loas, besos y sensaciones,
que endulzan nuestro ser como la miel.