Yo soy aquella que vio por largo tiempo pasar su vida sin caricias en su lecho, con el corazón reticente y el alma cautiva.
He vivido mucho tiempo con el corazón escondido por temor a desalmados que tantas veces se han querido aprovechar de su dulce latido.
Yo soy aquella y soy mujer que antes fue niña., que en sus sueños dibujada mundos donde la maldad no existía.
Qué ilusos sueños forjé que aún resuenan en mi mente aún divisan horizontes donde la dicha es agua pura que brota de manantiales para regar mis desdichas.
La vida no es aquella que yo vislumbraba que yo me inventé cuando era niña.. no es aquella que se enjugaba las lágrimas con sonrisas y alegría.
La vida es una cuerda floja que hay que transitarla con equilibrio porque caerse y tropezarse forma parte de su recorrido.
Hay que transitar por ella a veces con muchas piedras en el camino, hay que vivirla, hay que saber que sin sueños es más dura su travesía.
Hay que mantenerse a flote hay que remar y remar que los naufragios acechan y muchas veces sin horizontes a la vista.
Ahora ya he crecido soy una mujer madura que sus años y sus daños han tatuado su rostro con alguna señal que el inexorable tiempo ha construido.
Son las señales que me anuncian que el tiempo no se detiene y que la niña que fui.. Ya se ha ido.
Pero aquellos ensueños que la inocencia pretendía., hoy por momentos regresan a la mujer que soy a la mujer que nunca se olvida de la niña que fue y a la que abraza todos los días para sentir que aún está conmigo.
Para sentir que aún sigue viva.