Matias 01

¡Ella lo sabía...!

Pienso, en cuando mucho me besaba

y se arrejuntaba a mí.

A veces me miraba tan cerca

(como si quisiera grabarse en mis pupilas)

y en otras, simplemente cerraba

los ojos.  

Pensaba que era el frío o el aire helado

(o algo así)

 

¡Y me apretaba las manos y yo a ella!

 

¡Ella lo sabía! De alguna forma lo sabía,

porque su mirada llevaba algo

de una tristeza incomprensible.

¡Ella sabía que se iría!

Quizás por eso me hablaba a los oídos.

 

Y un día amanecí despedazado, sin ella,

mortalmente herido

(y para siempre)

 

¡Ahora siento en cada instante su maldita

ausencia!

Y siento ganas de llorar

y busco sus ojos en la noche que se abre

y se cae mi voz

por los costados del aire, como si fueran

harapos del silencio.

 

Ya es invierno, la humedad con su sombra

de todo, avanza…

 

Y pienso, cuanto de mi todavía existe de todo

lo que se ha muerto.