Henria2407

Tu mano sostendre, Parte 2

Uno de esos, por los que tanto se espera, uno de esos que nunca llega, acostados entre la historia y la memoria, corriendo entre tres volteados al revés, el ciclo seguirá, las explosiones llenaran el ambiente, espantando las aves, que nunca más volverán a despertarlos por la mañana, cuando el sol sale, dejando ver sus rayos nuevos, esperando un futuro, uno no incierto, uno en el cual apostar y no perder, uno donde logren ganar y no perecer.  El sol aparece escasamente, las risas ya no se escuchan al cruzar los puentes, que por debajo llevan a corrientes, de esas fuerte, con cuidado caes en ellas, no se sabe cuándo dejaras de florar.

            Los dos, mirando como juegan las mariposas, ellas son libres, no son cazadas, no como ellos, tomando cada tren, sin lograr descansar, cada día y cada noche, toman su tiempo para respirar y las bombas, los vuelven a alcanzar. Este viaje derivé, se está convirtiendo en un escape, tal como la persecución con un detective, solo que ellos no mataron a nadie. Siguen corriendo, corre que el reloj se está comiendo el tiempo, el tiempo de escuchar su respiración, los momentos de risas y llantos, se desvanecerá en el aire.

            Una noche de lluvia, una de esas noches de tranquilidad, él salió, ella aguardo. Él se fue buscando como vender una parte de si, para mantenerla, a salvo y sana. Se escuchaba el sonido de los sapos, los saltamontes y los grillos, cantando melifluamente, todos sincronizados, siguiendo la métrica de la melodía, todo se detuvo en un instante, sin hacer ruido camino hacia una pequeña cueva, donde los destructores lo raptaron, como esos suspiros que el le raptaba a ella. No logro pedir ayuda, solo boto un pedacito de él al suelo, porque sabia que la luna, le contaría a ella, donde estaba el, donde lo salvaría.  

     Ella espero, aguardo, sabía que no era capaz de abandonarla, pues, el mensaje de la luna nunca llego, desesperada, pedía ayuda a los búhos, a los conejos, a las ratas, para que la ayudaran a encontrarlo, para que ellos volvieran a estar juntos. Pero el mono boto la banana, dejándola sin razón, demostrándole que ya no existe el corazón. A pesar de que ella si tenía y que aun latía, se corto en miles de pedacitos, al ver como esa guerra desapareció a lo que más amaba, que la luna, el sol y los animales callaron y no la ayudaron, solo la silenciaron, dejando un vacío en ella.  Antes tenía la mayoría de él, pero ahora solo tenia sus recuerdos y la camisa ensangrentada que le trajo un perro, buscando consuelo en ella.