Sin acuse de recibo
y con mínimo interés,
preocupa que la miro
mientras que ella no me ve.
Entre sueños apagados
y esperanzas moribundas
he pasado por su lado
con el ansia de las dudas.
Su mirada a otro destino,
con la ruta indiferente,
del que busca otro camino
sin pensar en el de enfrente.
Resignado a lo imposible,
su silueta ya se pierde.
Vuelvo a ser el invisible.
Uno más que no recuerde.