El paisaje vive dentro de mí,
por eso jamás lo borre de ahí,
lo llevo donde voy,
es como mi origen.
De mi carencia no te preocupes,
rio roto, valgo doble
tenaz como coyote,
astuto como el frío.
Cruzo el rio,
mis hazañas en silencio,
nadie nos entiende,
no pretendo hacerlo.
Al final del día vuelvo a casa,
con mi conciencia tranquila,
mi soledad divina,
mis notas de voz,
y el calor de mi familia.