que nunca falte la poesía
vaciándose como un río
invencible, formidable...
que nunca falte en la subasta de unas lágrimas
un féretro de luna para las palabras labradas,
inventadas, solo para que las beba el tiempo.
que nunca falte un pájaro en vuelo, ni quien escriba
en silencio unos versos sin usar un idioma, sino gestos
compartidos en la textura elástica de una noche.
que no falte el mar hecho una lámina filosa de espuma
para decapitar toda la ternura de los párpados del cielo
ni su melodía de ola, para que deambule como un perfume.
que no falte la quemadura de los intentos fracasados
en las muñecas ya cicatrizadas de los suicidas
ni el acecho de unos besos en la boca de los amantes.
que nunca falten pétalos de recuerdos en la memoria
en bandadas migratorias sobornando a la alegría
con el aroma de otros tiempos, con el verdor de otras edades.