La alfabetización no es sólo un juego de palabras, sino el comienzo de nuevas fronteras, un proyecto histórico de un bien en común.
Es encantador el contagioso entusiasmo, la entrega y el coraje de tu acción.
Es encantador el llegar a cada rinconcito de la patria liberada en el campo, en la ciudad, en las verdes montañas.
Es hermoso el haber sepultado la ignorancia y el error, luego ver el destello de la luz del saber; ya no más armas, sólo lápiz y papel.
Es hermoso y encantador el enseñarle a leer y escribir al pueblo obrero, al campesino, a la mujer campesina que madruga todos los días, al carbonero.
Es encantador que hombres, mujeres y niños hoy vivan la hermosa campaña que a dado fruto.