GDA

NO IMPORTA QUE HOY MISMO MUERA

La sensación cuando el sol se asoma
por mi ventana y percibo el olor del alba,
tomándome el primer sorbito de café,
¡ay, vida mía!, -eso es lindo y me estremece-,
que beldad al escuchar por el amanecer
la paz que misteriosamente vive en las montañas
y los colores del crepúsculo que rescata
a mi alma que díscolamente intenta no perder la razón,
amo la belleza de la vida, lo sé muy bien;
y en los llanos donde tengo mi cabaña
es el escenario del espectáculo de hermosura
que me sacia en lo paradisíaco del azúcar,
ese sabor que emana de los labios de mujer;
el ‘tiempo’ contemplándome se disgusta,
y pasa más de prisa, para evitarme esta delicia;
¡Cielo mío seas bendito, esta vida es tan bonita!,
a pesar de los tragos de hiel que ella tiene,
siempre hay alguien que en verdad nos ama,
alguien que nos cuida y que nuestra paz conserva
y aunque sea cierto que esta vida no es eterna,
compartirla con la gente la hace más exquisita,
dando y recibiendo una caricia comprensivamente,
teniendo siempre a quien amar y quien nos ame,
es tan lindo y mi corazón lo profiere,
lo anuncia con emoción, lo canta y lo vocifera,
que por vivir así no importa que hoy mismo muera.