Mauricio.Guevara

Una paloma y un niño

Una paloma herida llevo en mis manos cansadas,

quiero mantenerla viva, y de a poco se desangra.

Es tan blanca la paloma, que al verla tan desangrada

me avergüenzo de mí mismo por ser de mi propia raza.

 

Hoy un niño caminaba… de intemperie iba vestido

y dos estrellas brillaban, borrosas en su camino.

Ese niño se perdió, más allá del horizonte,

ni siquiera dejó huellas, ni siquiera sé su nombre.

 

Otro niño se aparece llorando frente al espejo,

y cada vez que lo miro, siento que lloro en silencio.

El otoño ha colmado las calles de hojas secas,

y el niño está deshecho, ya muerto de primaveras.

 

La paloma estaba viva en sus manitos pequeñas,

pero crecieron las manos… la paloma yace muerta.

Hoy quiero encontrar a ese niño, que se llama libertad…

que reviva a la paloma, la paloma de la paz.