El silencio se acompaña
de palabras escondidas
que se quedan en el alma
y que a veces, nos lastiman.
Si se quedan dormitadas
las palabras cual ortigas
pueden terminar amargas
muchas huellas, en la vida.
«El silencio es para sabios»,
eso está bien consabido;
si por miedo me lo guardo,
todo queda en el vacío.
Si el silencio es timorato:
¡Ganará siempre el bandido!