El que haya esposa, haya el bien
y alcanza la benevolencia del Señor.
Yo encontré mi esposa, hallé mi bien;
encontré mi mujer.
Mujer, que me supo entender,
que le dio valor a mi vida;
que se compadeció, de mi alma herida,
que saco de lo vil, lo más preciado,
que ilumino mi incierto destino.
La que hace, que me sienta muy amado,
y entre los mortales; el más querido.
Esa, que, sin yo aun conocer,
me llevaba en sus oraciones;
sin yo, siquiera saber,
se encontrarían nuestros corazones.
Encontré esposa,
hallé mi bien.
Entre miles, la más hermosa,
entre todas, mi única mujer.