Aún pesan como rémoras
Aquellas palabras del pasado
Siguen pasando cuentas
Todavía marcan el presente
Aunque ya no las recuerdo
Pues fueron pronunciadas
Cuando mi mente no entendía
Porque habia perdido el control
Y ahora sigue oliendo el suelo
Al petricor de las lágrimas
Tan amargas como la hiel
Derramadas como lluvia de otoño
Que dejaron cicatrices humeantes
En las rasgaduras del alma
Jirones de corazón y mente
Que no hay hilo que remiende
Ni suturas que resistan
Las lanzas de odio y bilis
Ponzoña y amargo veneno
Que se destila por mi garganta
Para seguir matando sin piedad
A esta pobre persona gris
Que de pena ya no llora
Pero se desgrana en versos
Tan negros como la tinta
Sobre sábanas blancas de papel.