SERENAMENTE
Después de cruzar los puentes
nacieron sobre mi pecho árido
lumbres que tapaban el quebranto
en claros llanos sin resecos cauces.
Brotaron donde nada había
mares vastos de entusiasmo
y en las rocas penitentes y estoicas
quedaron solitarias las heridas.
Hondas horas en el lapso infinito
extinguieron la polvorienta melancolía
sembrando humildes varas
en los surcos de la siembra segura
No volverán los cantaros de miedo
en el titubeante mañana de cantos
ni espejismos de milagros falsos
ni la tremenda ironía del engaño.
Sera un pasado de recuerdos hondos
el torrente que bañe fecundo
la melodía que arranque del amargor
las semillas que aun resisten el dolor.
Mi mirada estará palpitando
como un candil que perfore la bruma
y esa mínima luz buscara los senderos
y el lugar donde exista lo posible.
Carlos Brid