Cuán sublime los besos que se bañan de sabores de antaño,
y nos traen memorias de momentos jamás olvidados.
Tras el tiempo las ráfagas de dudas y quiebres de infidelidad quedaron en un pasado que ya no se recuerda, pues ahora solo existimos en un amor ensimismado que nos lleva por senderos de mimos apasionados, con sabor a caramelo y chocolate que tienen fragancia dulce que nos conectan sempiterno uno al otro.
Quizás las cartas de amor se han escritos a ojos cerrados solo dejando la pluma del corazón extender su máxima expresión, sin testigos cuestionando o simplemente añorando un amor igual. Si, al pasar los años también muchas turbulencias nos han alcanzado y digo honestamente el amor nos ha guardado.
El sibilino y la fidelidad de éste sentimiento nos da garantía de otros años a pesar de cualquier tormenta que pueda zarandearnos.
No hay excusas para amarnos, solo sabernos amados el uno por el otro, nos basta para seguir algazarados.
Mi cobijo: tu regazo, tu sendero: mi amor apasionado...