Bastaba una bicicleta,
pero quién sabe
qué hizo resbalar la palanca del camión,
cuando pudo detener la máquina
el último respiro ya era un ciclón
¿Quién soñaría que un cigarrillo iba
convertirse en semejante incendio?,
creció tanto el furor de las hormigas
que ni el diluvio pudo detenerlo