El cuerpo de la noche
La noche macilenta de un cielo circunspecto
refleja en su penumbra diversas dimensiones,
las nubes se pasean y mezclan su dialecto;
lenguaje preferido de muchos corazones.
¡Oh noche taciturna, modelo tan perfecto,
que dejas a los hombres plasmar sus emociones:
la gnosis de las sombras al alma dan trayecto
y es cuando se dividen doscientas ecuaciones.
La nube que te cubre del ojo malhechor
como una rosa niña que en choto sabe a flor,
se pinta y se desnuda, colmada de tu encanto.
Y así, la diva Helena mostrando su hermosura
de pronto es seducida; motivo de aventura
por un lucero inquieto que la encontró sin manto.
Samuel Dixon