Brincan chimpancés entre las trenzas
como lianas enzarzadas adentro
del vórtice, donde recorren el averno
interno de una plutónica reina de feria
garrapatas siniestras, mientras suenan
acordeones y órganos mastodónticos
haciendo la digestión de los ogros
que tiene por centinelas ante las puertas
de su casa, que es negra y cerrada,
siempre mentira además, con niebla
orbitándola, como todo un sistema
de planetas tontos, voladoras piedras
lanzadas desde alguna rota ventana
cuando se sentía histérica, hipertensa,
apartada del foco social, apóstata
profeta panteísta, o maldita poeta loca