Marginado de la sociedad,
por pocas personas comprendido,
o quizas ni una… porque el ser humano
hipócrita es, pero aparte de Dios,
solo tú, realmente tú me has redimido.
Con tus brazos extendidos,
dulcemente me has acogido,
brindandome de tu seno el calor,
de tus labios el color,
y de tu cuerpo el sudor,
que transpira incesante
cuando hacemos el amor.
Dulces petálos tus carnosos labios,
que besan mi palpitar,
impulsando mis ganas de amar,
entre sabanas de seda,
en la orilla del mar,
o bajo el astrifero manto,
que nos cubre con su esplendor,
celebrando nuestro amor
elevándolo a las esferas celestes,
sabiendo que siempre estarás conmigo;
cuando te acuestes.