Amor, cada momento que pasa
es como un desierto sin lluvia
donde el calor y la sequía
destruyen mi alma maltrecha.
Esta herida de no poseer tu alma
hace que la luna llore tu ausencia,
la vuelve sola y entristecida,
su brillo te ama en la distancia.
Tu espada atraviesa mi pecho
cuando ya ha pasado mucho tiempo
que tu semblante no me ataca en sueños
condenándome al desvelo.
La luna te recuerda
entre caricias que no se escuchan,
entre lagrimas que no se secan
y te aman con perversión y pureza.
Hablarte yo quisiera
pero me carcome tu indiferencia
en esta fría laguna de miseria,
mi piel reclama tu presencia.
Mi alma ama tu inocencia
y el sutil brillo de tu risa
que tiene la belleza de la luna
siendo luz en cualquier desdicha.