Verde que te quiero verde
y otras frases eternas
no han podido callarte
sigues vivo en tus letras.
La hora del té no existe
porque es bien sabido
fue tu hora más triste
cuando dieron las cinco.
Oh genial Federico
en ti me inspirado
leyendo aquellos poemas
que dedicaste a Ignacio.
Tantos versos escritos
tantas casidas y cantos
que tratan sobre amoríos
sobre gitanos y llantos.
Solo tú has logrado
con tu pluma exquisita
que la rosa aún no sepa
qué ha estado buscando.
Y aunque escriba mil líneas
nunca hare que te lleguen
solo podrás escucharlas
cuando Caronte me lleve.