Cuando se apagan las luces,
cuando el silencio lo es todo,
cuando sin importar modo,
lo que sentís se trasluce.
Cuando la fuerza declina,
cuando nadie te defiende,
cuando tenés en la mente,
lo que el alma dictamina.
Cuando no podes fingir
cuando es todo verdadero,
cuando la opción es huir,
de un fingido amor de acero.
Entonces ves el camino,
tapizado por un ruego;
que no sea mi destino,
morir sin amar de nuevo.