A mis rencores profundos a veces los entierro para poder seguir y vivir sin recordar broncas internas, y a veces los saco un ratito, salen enfurecidos de tenerlos ocultos, me piden explicaciones y yo solo les doy unos minutos para que se expresen, les saco el polvo de alma y los intento calmar, casi siempre ganan ellos, es mucha su espera y tanto su dolor que cuando salen no hay fuerza que los venza, ni amor que los detenga…
A mis costumbres cotidianas, siempre las llevo conmigo, pero algunos días las dejo, como para volver a extrañarlas, entonces las despido y ellas me reclaman, me tratan de cruel, de poco agradecida y yo solo les repito déjenme un rato a solas, que al volver seremos otros aun mas grandes que estos que somos ahora…
A mis ilusiones las tapo, quiero hacer como que no están, quiero evitar pensarlas y que se me aceleren los latidos del corazón; entonces voy como mirando distraída, como mirando por arriba, como si pudiera sin ellas; y es que en verdad puedo; pero se me empieza a hacer todo muy gris, todo un poco mas de lo mismo, entonces cualquier pájaro es excusa de sacarlas a volar, y ahí es cuando las tiro al viento, como los barriletes que de chica remontaba y no podía dejar de mirarlos en el cielo, por miedo a que se me fueran, por miedo a que se cayeran, entonces no sabia que era mas fuerte, mi sentimiento tan hermoso de que algo tan simple pueda volar, o mi miedo a que ese algo cayera o se fuera y ya no pudiera tomarlo con la mano y mantenerlo en el viento.
A veces creo que hay en todo un poco de hechizo, de milagro y de destino, entonces mis ilusiones se hacen fuertes, les ganan a mis costumbres, a mis rencores, y ya me veo yo volando a la par de barriletes, y se que será un vuelo no eterno, pero es tan lindo sentir el viento que me lleva y trae, sentir que voy, vuelvo y soy tanta levedad; me olvido de que todos los finales se repiten, me olvido de que ese sentir jamás se concreta en el suelo y entonces caigo de nuevo, o se me termina el hilo, o me lleva el viento…
Y ahí saco a mi nostalgia, esa que siempre vuelve a estar conmigo, que me pone sensible, que me detiene a pensar en un mundo tan sin tiempo, que me logra emocionar por la simpleza de una canción, por la belleza de un final, que me hace sentir todo con una intensidad mil veces mas fuerte, que me da la hermosa sensación de vivir intentando.