Se va el verano.
Con él se marcha agosto.
Llega el otoño.
Es evidente
que el tiempo corre un poco
con nuestros sueños.
Días más cortos
con noches que se alargan
y son más frescas.
En la mañana
las gotas del rocío
cubren los prados.
Las noches lloran
quizás, porque se marchan,
de este verano.
Pero en la vida,
los ciclos se repiten,
año tras año.
De todas formas
vivamos. del verano,
lo que nos queda.
Aún falta un mes,
escaso, hasta septiembre,
para que ocurra.
Y mientras tanto
bebamos ese néctar
que da la vida.
Este regalo
de luz y colorido
con su utopía.
Así es la vida
que llama a nuestras almas
con sus caricias.
Rafael Sánchez Ortega ©
24/08/23