Porque todo es igual
y tú lo sabes,
cada mañana
me levanto pensando en ti,
tu voz me llega
como el mes de septiembre
no sé, pero siempre es así.
Como el aire que perfuma
detrás de la mirada,
ya me siento casi
en tus brazos, amándote
hasta el centro
de nuestro corazón,
y allí decirte; amada
que no te quedes
huérfana de mi amor,
que no te falte
cómo me haces falta.
Y como el pensador metódico
que contase su pensamiento
que faltan por surgir,
y las volviese a contar
hasta la última palabra
de su verso
para evitar errores,
para llegar a tu corazón
sin equivocaciones,
con una prudencia
sabiendo que no me
he equivocado en nada,
si no que me dedique
a las cosas que más quería
dónde la he sentido latir.