Y ahí estaba ella.
Ella, la soñadora.
La adormecida en la rutina fúnebre
del olvido,
del apego evitativo,
del bloqueo emocional.
Allí... En lo recóndito
de un desierto.
No, no había muerto.
Ella, mantuvo dentro de sí,
el sueño de hace años.
Y le dije: \"Bienvenida.
Te extrañé, tanto\".
Dios...
Antes de que acabe el día,
quiero darte gracias
por devolverme a esa muchachita.
Esa que soy yo, que he sido yo.
Pero que dormía bajo el embrujo
del egoísmo.
Y puedo verlo tan claro.
Y he aquí mi sueño...
El no realizado.
El que pongo en tus manos.
Y aunque ya casi cumpliré 37 años
quiero que,
si tú estás de acuerdo,
me des el visto bueno.
A mi entendimiento humano,
le parece un imposible.
A mi espíritu,
le parece que es lo que le
falta a éste mundo irascible.
Quiero...
Quiero desde el fondo
de mi corazón lo que en silencio
ahora gimo en oración.
Pues tengo la certeza
de que,
si tu respuesta es afirmativa,
pronto, más pronto
de lo que ésta muchachita se imagina,
le será proporcionada
la guía y la ayuda necesaria.
Confío absolutamente en ti.
Y me sostengo en quien es mi esperanza.
Sí...
Tengo un sueño.
Uno, que me hincha el pecho
y repleta mi alma por completo.
No de esos sueños
en los cuales sólo he pensado en mí.
Éste es distinto.
Éste ya estaba pensado
por anticipado.
Por eso, antes de cerrar mis ojos
y descansar de ésta jornada,
quiero sonreír y mantener la calma...
Sabiendo sin saber nada
que tú ya has respondido
y por ello me siento honrada.
By Diana Janeth Reyes Diáz.
(Diana Reydz)
Escrito el: 06/08/23
11:11pm
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