Es el Sentimiento Brutal
que se Asemeja,
Al Morir y al Vivir
y que en un Arrebato de Frenesí
Desgarra, Jala del Gatillo
una Bala Perdida
que no Encuentra Ya Destino...
Es el Desvarío que
Flota en la Inmensidad Perdida
y Jamás Muere...
Es el Abrazar como Únicas,
las Ultrajadas Entrañas
que Exprimen en Pedazos
la Fatalidad de tu Ser
y sin Engaños...
Son los Ermitaños Amores
que no han Podido Navegar
en la Barca de Caronte,
que entre Lodos y Barros
Humedecerían la Sílaba,
la Palabra,
que Altas Estremecen
a ese Hombre de Cemento
que Quizás Hemos Sido...
Entre la Torrenciales Lluvias
de un Verano
que ya No Existe
Se Yergue
la Propia y Última Defensa
que se Desvanece,
Que Piensa y Enfurece,
Que Llora las Ausencias,
Que se Cuece Absorta
en tu Humana Humanidad,
y en tus Propias y Secas,
pero Aún Vivas,
Raíces...
(Patricia)