Paredes de luces frías
donde albergan
seráficos rostros
de sueños aún despiertos
tratando de conquistar
el azul del cielo.
Emboscados del destino
que ansían una caricia
expiran sólo angustias
suenan en un eco
ventiscas de latidos
esperando caridad.
Almas indefensas
de dolores sin consuelo
en un olvido ciego
los creen en letargo
en una cápsula del tiempo
sin piedad ni consuelo.
Nunca doradas gemas
extienden sus manos
ni se posan en esos albergues
de ciegos laberintos
donde desborda la tristeza
de abandonados del destino.
Viven en un reino apartado
esperando fieles prometidos
que los lleven
a un mejor destino
y mientras en sus cabezas
juntan sus pequeñas manos
para dormir y seguir soñando
sin saber que son criaturas
de universal olvido.
Lale Neda©