La noche que te alumbra.
Es inevitable no pensar
en la belleza de tu risa
es imprescindible no esperar
la noche que nos alumbra.
La luna que me condena
a la inesperada hoguera,
la noche que es bella
y se vuelve trágica a tu vera.
En mi triste morada
te espero callada
entre sollozos que no se escuchan,
entre versos que no se cuentan.
Tus manos con amor me susurran
las caricias que se siembran
en la desdicha de esta herida
que me hace pequeña e indefensa.
Te amo en medio de la fría noche
donde me encuentro con la añoranza
de contemplar tu semblante
a través de la distancia.