Desde mi viejo rincón,
donde yo me siento
puedo ver a mi amada
con su alma pura
para darle amor
al pensamiento
dónde se detiene lento
con su hermosura.
Dónde se ve que se torna
crédula mi mirada,
y se arrastra casi
dónde está ella,
un hombre, con poesía
la tiene enamorada
con dulce melodía
haciéndola sentir bella.
Y todo es como un beso
cerca de nuestra boca,
y todo es como una diosa
cansado de su belleza;
que lleva a sus espaldas
el peso de la roca
por amarte con el corazón
quien pide amor y reza.
Hablar con el lenguaje
del corazón,
es decir la verdad,
la ventura de este noble amor
en el silencio
que te nombra;
y en el susurro de la poesía
pura, que menciona
tu nombre en la sombra.
Si tú me infante niña
eres mi ángel,
en estrella me transformó
para tocar el cielo.
Si tú mi infante niña
eres el demonio,
causaría mal alguno
para unirnos, me condeno.