Una mirada sutil, una sonrisa ingenua,
Un te amo en el balcón del umbral;
Una caricia ardiente en el mas allá
Y dos cuerpos desnudos en el altar.
Una tecla de un piano sonar,
Unas prendas vacías en el pasillo,
Un coro de almas imaginables;
Un susurro discordante
Y un deseo efusivo
Que las ganas han de dar.
Sentirme yo, parte de ti,
Con mis manos acariciando tú sentir;
Con mi ser sudando tu sudor,
Con mi frio cobijado por tu calor.
Esa noche son todas las noches,
Que hurgo en tu incognito escondite;
Como un delincuente sin permiso
Penetro en tus entrañas
Y logro descifrar los símbolos
Que te hacen ser de mí.
Me he inventado mi historia,
Como un trovador Andaluz;
Y el amor me dio la gloria,
De que en mi vida existas tú…