Descalzo, entre piedras y algunas espinas,
quería llegar a ese lirio rojo
que, entre muchos blancos lucía su esplendor
al lado del arroyo.
Mis plantas no se lastimaban al pisar
ni por las espinas ni las piedras
mientras avanzaba hacia la delicada gracia
de ese lirio bajo el sol.
Veía en él cierta tristeza, como si sangrara…
¿por qué ese rojo entre tantos lirios blancos?
Si ni espinas tiene, como tiene la rosa,
ese rojo que me llama movido por la brisa.
De cerca lo contemplé en silencio, manso y bello.
Yo con el corazón quieto… y mis pies descalzos.
De mi libro “De esas musas veladas”. 2019 ISBN 978-987-87-0096-0