Divaga entre las memorias de mi vaga conciencia,
el recuerdo de tu mirada azul como la marejada,
tu blanca piel, blanca espuma, que marca mi piel
color arena, piel morena por los rayos del sol dorada,
pieles que en la orilla se entreveran, para unirse del nuevo al mar.
Trato de mantenerme sereno, el corazón quiere explotar,
al ver tus labios y tus cabellos, asirlos quiero al momento de besar,
caminamos en un camino dorado,
volamos en caballos alados,
nadamos en un mar de peces vela,
tu amor es fuego para mí, me enciende como una candela.
Al colocarme en el candelabro, comienza mi incineración,
la mecha va alumbrando lentamente, con cada caricia,
cada beso es una chispa que se desprende, mi cera comienza a derretirse,
esparciendose por tu cuerpo, acariciándolo,
tomando tus candelabros que me poseen,
para no sortalos, mientas sientes en tu cuerpo
como la parafina se va derritiendo y quemando tu piel,
en tu interior el placer, que la luz de mi vela te brinda al anochecer.
Luz en la oscuridad, que brinda sensaciones,
que cabalgan sobre las olas del mar,
dos corazones que se encuentran para no dejarse de amar,
dos cuerpos que se entregan en la oscuridad,
para un sin fin de pasiones liberar,
esperando las turbulencias de la noche en la mar.