MONSE… LA VIOLETERA
Paseando un domingo por La Gran Vía
aireando mi pecho del frescor de la mañana
y el sol, que besando mi piel recién salía
me conquistaba con su sonrisa casquivana
Persiguiendo el perfume de las flores
que recién cortadas las mozas vendían
para dárselas a las dueñas de los amores
que en cada Primavera Madrileña nacían
Sentada en una caja me topé una violetera
que levantando su carita, hacia mí se dirigió
bañándome su triste mirar de hambre mañanera
y extendiendo sus manitas, un ramo me ofreció
Mirándome a los ojos fijamente pícara sonrío
y con una voz de mujer niña una copla entonó
de aquella conocida canción:
¡Llévelo usted señorito!
que no vale más que un real
cómpreme usted este ramito
cómpreme usted este ramito
pa' lucirlo en el… ojal
Al instante quedé prendado de aquella rubia criatura
y adiviné en el interior de las ropas zurcidas de pobreza
a la mujer más hermosa que a mi vista creó la natura
dándole un rostro con los rasgos de una angelical belleza
y sus profundos ojos azules reflejaban, la mirada de Dios
Blanca su tersa piel como un tejido de frescos lirios
de una pureza impregnada de la plata de la luna
envolviendo un cuerpo con presagios de delirios
que provoca a la pasión como otra ninguna
y os aseguro que sus blondos cabellos dorados
por las pálidas mieses del trigo, eran envidiados
Harto platiqué con ella de su vida ese día
¿como te llamas violetera del alma mía?
el párroco del hospicio, donde fui abandonada
me dio por apelativo y único nombre Monserrat
hace 22 años y unos meses de que fui libertada
y ahora en las calles Madrileñas soy llamada
Monse… La Violetera
Durante varios Domingos fui a la Gran Vía
perdidamente enamorado de la mozuela
que a mis requiebros de amor correspondía
con un beso que me daba en apartada callejuela
regalándome con el, un fresco ramito de violetas
Después de dos semanas de forzado viaje
volví a Madrid y de inmediato fui a buscarla
con el ansia de entregarle el anillo que le traje
pero inútil fue, ya que no pude encontrarla
Al atardecer supe la verdad de lo ocurrido
hacia poco su cuerpo inerte fue encontrado
en la banca de un parque acurrucado
con un ramito de violetas
que esperándome había deshojado
y su corazón yerto, por el frío paralizado
Una voz en mi interior me dijo la verdad
ella no murió por el frío de la madrugada
la tristeza y la desilusión fueron la causalidad
por pensar que había sido por mi abandonada
Cada domingo desde hace 10 largos años
voy tempranito, con las floristas de la Gran Vía
a comprar un fresco y hermoso ramo de violetas
que riego con el llanto que fluye del alma mía
y besando el anillo que llevo al cuello prendido
el ramo deposito en la banca de aquel parque
escuchando aun la voz de niña mujer entonando
la canción de Monse… Mi Violetera
¡Llévelo usted señorito!
que no vale más que un real
cómpreme usted este ramito
cómpreme usted este ramito
pa' lucirlo en el… ojal
Autor
Mortaliss