Hubo amores a los que les di todo
sin esperar nada a cambio.
Les di mi juventud,
mi mejor actitud,
mis prisas matutinas,
mis caricias atrevidas,
mi frescura y mi inocencia.
Les entregué mi esencia
hasta lo indecible.
¡Les di todo lo posible!
Mis ganas, mis fuerzas,
mis motivos,
mis pensamientos cautivos,
mi instinto de supervivencia,
mi locura y mi coherencia.
Mi impulso de ir hacia adelante
y mi optimismo constante.
Hubo amores y hubo amantes
a los que les di todo
pidiendo poco a cambio.
Fue entonces que aprendí
que para ser feliz
puedes darlo todo,
si ese es tu deseo
pero nunca debes olvidar
¡Amarte a ti primero!