En las represas de nuestra lengua incesante,
exhibiendo el cortejo seductor que clama el recuerdo,
mordaz pasión que embulle la brisa viva del alma hispana,
escaso orgullo que va muriendo en halagos de la evolución,
quebrando el glosario y sembrando la mixtura fraudulenta del idioma,
anunciaré a grito de guerra, las letras que van cayendo en la hendidura;
el orgullo del castellano, es nuestra presencia.