Bajo un cielo abierto
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A los veinte años, con sabor amargo,
no miento si digo: qué preciosa era!,
los gratos recuerdos me dicen: \"¡espera!\",
para seguir todos vivos y a mi cargo.
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Las ganas me engañan; los se, y sin embargo,
creo ver su cara como si estuviera
esperando allí, plantada en la acera ,
mis besos y abrazos, vestida de largo.
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Mas perdió mi rosa toda su frescura
dejando sus pétalos sobre un tiempo muerto
al perder su cuerpo toda la energía.
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Hoy un gran silencio le da sepultura
a sus veinte años bajo un cielo abierto
que le da cobijo de noche y de día..
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Fotografía y poema Ramón Bonachí.