Sergio DeBaires

El silbo que silba II


Su voz que viene de lejos 
a veces suena tan queda 
que busco oírla a la noche
en el silencio que truena.
La sigo como  los perros
siguen al sulky en la huella;
y el polvo que se levanta 
con el canto de las ruedas;
y hace callar el silencio;
son sus estrofas que vuelan.
Las luciérnagas del techo
que nombramos como estrellas
prenden y apagan sus brillos
con fantásticas cadencias
que plagian desde los versos
en Morse  amores y quejas.
Mientras el orbe que gira
arriba de mi cabeza
parece una calesita
y mi silbido una estela
que canta todos sus cantos
mientras su boca me besa.