La criatura está en manos de su madre,
de una familia diminuta.
Una pequeña madre, y un gran interrogante
de una familia diminuta
con una manta de un bordado ancestral.
Mantiene la mirada amorosa
posada en el pequeño fruto en su mano.
Esta indefensa criatura sujeta a una manada
despierta al abismo de fragilidad humana.
Desgarro en la voz la fina membrana
que a los hombres separa.
Suplica una colectica crianza.
La mujer ilusionada,
el hombre apostando,
son guardianes del sueño de un cachorro.
Una diminuta familia, un astro errante,
definida apenas con trazo fino
en los márgenes
suplica una crianza colectiva.
©JoséLuisGalarza