Te fuiste a la cama sin el último verso
Y caíste en el sueño eterno,
Quise motivar tu desvelo
Pero te venció el ensueño.
Y sabes? Yo no puedo despertarte.
Acaricie tu pelo y no hubo movimiento,
Besé tus labios y me supieron a hielo,
Descendí por tu cuello, pero el viento,
Me golpeó la cara sin miramientos,
Acaricie tu pecho, áspero a mi tacto,
Por las grietas provocadas por el tiempo.
Me volví a tu vientre y vida no percibí
Ni latir ni movimiento, estéril por la edad,
No habría semilla que te hiciera fructificar.
Contemple tus piernas, adormecidas una eternidad,
Jamás serían lazo a mi humanidad,
Y tus pies descalzos, que no dejan huella
Porque tu andar se convirtió en estar.
Luego, te contemplé entera y pensé
Que tu lejos era más bello que tu proximidad.
Mujer dormida, quizá cuando el magma te pueda despertar
Yo estaré en la dimensión de la que no se puede regresar;
Por tanto, iré a despertar a aquella que puede reaccionar
Al chasquido de un beso, o una caricia en su humanidad,
Aquella que me dio las buenas noches
Después de escucharme susurrar mi amor en versos
Y prometió despertar regalándome un pensamiento
Y su amante suspirar.
(VOZ DE TRUENO)