Todo lo que diga puede ser usado en su contra
me advirtió la policía en New York;
cuál había sido mi delito,
pasear desnudo por la quinta avenida.
No preguntaron si había sido asaltado,
me apresaron por atentar contra la moral y las buenas costumbres.
Nadie quiso escuchar,
estuve horas de horas encerrado
sin abrigo ninguno,
frío, hambre, juguete del destino,
me deportaron cubriéndome con un mameluco de reo.
Qué caro resulta comprar ahí.