Y quién dijo que me muero
si al pensarte siempre vivo
porque siempre habrá un motivo
que me hará decir: ¡Te quiero!
Y quién dijo que no espero
si en tu cuerpo yo pervivo,
si al pensarte siempre vivo
esperando con esmero…
Esperando tus abrazos
y tus besos, alma mía;
esperando que tus brazos
me conforten día a día
porque son fuertes los lazos
que nos unen, todavía.