En aquel día:
La Claustrofobia de recuerdos abrumaba el alma apacible,
pero el eco de un te quiero a éste corazón árido riega cuán sublime.
Como reflejo de espejo son dos vidas que se juntan
en un mismo molde buscando una misma cobertura.
Que llena de paz el aciago interno que habitaba vívido
en los huesos que llevaban a la penumbra.
Y es que:
El brillo de tus ojos ilumina los míos
Cual regocijo, en el riego y abono
Cultivando cada día el futuro interino
De lazos que no se sueltan: ningún abandono.
Permanezca por siempre la semilla de oro
Y se multiplique cuán grande tesoro
Mi alma gemela, reflejo de mis ojos
Amor eterno, sufrague a nuestro modo...