¡Anoche te soñé!, dormía tranquilo,
su estampa juvenil brilló de pronto,
caí a sus pies...¡Rendido como tonto!,
mi sueño transformó en literal vilo.
Mientras soñaba, tal vez eran las tres...
delante suyo halagaba su sonrisa,
en sus manos brotaban mil caricias,
de un tajo de sus labios, espigas hechas mies.
«Fantaseaba con sus blancas formas,
eran laderas vestidas de ilusiones;
fue desgranandose en románticos olores,
el beso celestial de sus aromas.»
En lustre te soñé, sus ojos candelillas,
eran cual ambarinas lunas forasteras,
y, vi entonces como esas quimeras;
en fuego la envolvían, fulgente almilla.
¡Anoche te soñé!, en su pecho, ancladas,
habían dos rosas junto a un laurel,
y supe entonces que, en aquel vergel...
brotaba el alma entre hondonadas.
Por largo rato te velé, mientras charlaba...
su figura se hacía celeste y clara,
vino venus trayendo la mañana,
¡Ay! con ella, su huella se esfumaba.
Al despertar, mi frente ya empapada,
¡Ah! su imagen se perdía tras la bruma,
y, pude notar, que, como blanca espuma...
\'son los sueños del hombre con su almohada\'.
—✍️ Luis E. 🇨🇴