Que noche de placer aquella camuflagiados por la oscuridad dejaste que mis besos en tu piel se plasmara para la eternidad. Tu amor me llevo a las nubes y desde allá disfrute el panorama, el de tu cuerpo por dónde pasearon mis labios y se fue deslizando mis ganas hasta probar el nectar de tu flor. La que creció roseada con el encanto y las pulsaciones de un corazón, que vive enamorado y se alimenta de amor.